jueves, 30 de abril de 2015

ORIENTACIÓN / INTELIGENCIA EMOCIONAL

La orientación psicopedagógica es un trabajo en equipo que implica a un conjunto de personas: son los agentes de la orientación.
            Entre ellos está el orientador. Su formación, a efectos legales, puede ser en pedagogía, psicología o psicopedagogía; si bien es esta última titulación la que, desde su creación en 1992, es la más específica para formar a estos profesionales.
            Además del orientador intervienen los tutores, profesorado y familia cuando nos referimos al contexto escolar. A ellos se pueden añadir, cuando estén en el centro, el maestro de pedagogía terapéutica, logopeda, fisioterapeuta, trabajador social, médico, etc.
            Cuando nos referimos a contextos extraescolares deberemos contemplar equipos multiprofesionales que incluyen a psicopedagogos, pedagogos, psicólogos, educadores sociales, trabajadores sociales, médicos, técnicos en desarrollo de recursos humanos, economistas, etc., siempre en función de los objetivos que se propongan en los programas de intervención. Mención especial requiere la labor de los paraprofesionales y la ayuda entre iguales (peer counseling).

5. La educación emocional
Consideramos la educación emocional como un aspecto importante de la orientación psicopedagógica para la prevención y el desarrollo. El sistema educativo tradicionalmente se ha centrado en el desarrollo cognitivo (conocimientos propios de las áreas curriculares ordinarias), pero ha prestado poca atención al desarrollo emocional. El análisis de la sociedad actual permite entrever que muchos de los problemas con que se encuentran las personas, y en particular los adolescentes y jóvenes, tienen mucho que ver con el “analfabetismo emocional”. Por esto consideramos conveniente insistir en la importancia de la educación emocional.

6. Concepto de educación emocional
Con la intención de tener un punto de referencia, nos atrevemos a resumir la educación emocional en los siguientes términos: proceso educativo, continuo y permanente,  que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones  con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.
La educación emocional, igual que la orientación en general, es un proceso educativo continuo y permanente, puesto que debe estar presente a lo largo de todo el currículum académico y en la formación permanente a lo largo de toda la vida. La educación emocional tiene un enfoque del ciclo vital. A lo largo de toda la vida se pueden desarrollar las competencias emocionales.
La educación emocional se propone el desarrollo humano. Es decir, el desarrollo personal y social; o dicho de otra manera: el desarrollo de la personalidad integral del individuo. Esto incluye el desarrollo de la inteligencia emocional y su aplicación en las situaciones de la vida. La educación emocional es una forma de prevención primaria inespecífica, consistente en intentar minimizar la vulnerabilidad a las disfunciones o prevenir su ocurrencia. Cuando todavía no hay disfunción, la prevención primaria tiende a confluir con la educación, para maximizar las tendencias constructivas y minimizar las destructivas. Los niños y jóvenes necesitan, en su desarrollo hacia la vida adulta, que se les proporcionen recursos y estrategias para enfrentarse con las inevitables experiencias que la vida nos depara. La competencia emocional está en función de las experiencias vitales que uno ha tenido, entre las cuales están las relaciones familiares, con los compañeros, escolares, etc.
La educación emocional surge como una respuesta a las necesidades sociales. El objetivo es buscar la mejor manera de educar a los ciudadanos para que puedan afrontar los retos que les va a deparar la vida. La educación emocional es una forma de educar para la vida (personal, social, familiar, profesional, etc.).

7. Objetivos de la educación emocional
Los objetivos generales de la educación emocional pueden resumirse en los siguientes términos:
- Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones
- Identificar las emociones de los demás
- Desarrollar la habilidad de regular las propias emociones
- Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas
- Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
- Desarrollar una mayor competencia emocional
- Desarrollar la habilidad de automotivarse
- Adoptar una actitud positiva ante la vida
- Aprender a fluir
Conviene señalar que las emociones negativas (ira, miedo, tristeza, etc.) se generan ante acontecimientos que son valorados como una dificultad para lograr los propios objetivos. Mientras que ante la percepción de acontecimientos que suponen un impulso hacia los objetivos personales, se experimentan emociones positivas (alegría, gozo, humor, amor, felicidad). Un imán tiene un polo positivo y otro negativo. Esto no significa que uno sea bueno y el otro malo. Igualmente conviene no confundir emoción negativa con “mala”. Las emociones no son buenas o malas; simplemente se dan de forma inevitable. Unas nos hacen sentir bien (positivas) y otras nos hacen sentir mal (negativas). 
Los contenidos de la educación emocional
Los contenidos de la educación emocional se derivan del marco teórico, pero pueden variar según los destinatarios (nivel educativo, conocimientos previos, madurez personal, etc.). Podemos distinguir entre un programa de formación de profesores y un programa dirigido al alumnado. Pero en general los contenidos hacen referencia a los siguientes temas.
En primer lugar se trata de dominar el marco conceptual de las emociones, que incluiría el concepto de emoción, los fenómenos afectivos (emoción, sentimiento, afecto, estado de ánimo, perturbaciones emocionales, etc.), tipos de emociones (emociones positivas y negativas, emociones básicas y derivadas, emociones ambiguas, emociones estéticas, etc.). Conocer las características (causas, predisposición a la acción, estrategias de regulación, competencias de afrontamiento, etc.), de las emociones principales: miedo, ira, ansiedad, tristeza, vergüenza, aversión, alegría, amor, humor, felicidad, etc.
En segundo lugar unas bases teóricas, que incluirían una revisión de síntesis de las principales teorías sobre las emociones (Darwin, W. James, Cannon, Arnold, Lazarus, etc.). Estas bases teóricas estarán ausentes en los programas dirigidos a niños; tienen su justificación en los adultos y sobretodo a partir de la educación secundaria post-obligatoria. Es importante introducir unos conocimientos esenciales sobre elcerebro emocional, con especial referencia a los centros de procesamiento de las emociones. Las aportaciones recientes de la neurociencia son de gran interés. La terapia emocional, en sus diversas formas, ha aportado solidez a la teoría y al mismo tiempo ha aportado ejercicios y estrategias que pueden ser utilizadas no solo en el modelo clínico, sino también en la educación emocional, con carácter preventivo. Dando un paso más, se deberían adquirir unos conocimientos sobre las relaciones entre emoción y salud. Estos conocimientos son eminentemente teóricos y como tales pueden tener poca incidencia en la práctica. Por ello, en función de los propósitos del curso, del tiempo disponible y de los intereses de los participantes, esta parte tan teórica puede ser reducida al mínimo o incluso suprimida totalmente.
Con la intención de pasar de la teoría a la práctica, se debería analizar la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, para pasar a considerar a continuación la inteligencia emocional, propuesta por Salovey y Mayer, y difundida por D. Goleman. De todo ello se derivan actividades con el objeto de potenciar el desarrollo emocional. Estas actividades fundamentalmente giran en torno a las siguientes competencias.
Conciencia emocional, que consiste en conocer las propias emociones y las emociones de los demás. Esto se consigue a través de la auto-observación y de la observación del comportamiento de las personas que nos rodean. Esto supone la comprensión de la diferencia entre pensamientos, acciones y emociones; la comprensión de las causas y consecuencias de las emociones; evaluar la intensidad de las emociones; reconocer y utilizar el lenguaje de las emociones, tanto en comunicación verbal como no verbal.
La regulación de las emociones probablemente sea el elemento esencial de la educación emocional. Conviene no confundir la regulación (y otros términos afines: control, manejo de las emociones) con la represión. La tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la capacidad para retrasar gratificaciones, las habilidades de afrontamiento en situaciones de riesgo (inducción al consumo de drogas, violencia, etc.), el desarrollo de la empatía, etc., son componentes importantes de la habilidad de autoregulación. Algunas técnicas concretas son: diálogo interno, control del estrés (relajación meditación, respiración), autoafirmaciones positivas; asertividad; reestructuración cognitiva, imaginación emotiva, atribución causal, etc.
La motivación está íntimamente relacionada con la emoción. 

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