martes, 15 de noviembre de 2016

CLASES PARTiCULARES

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LOS DEBERES CON CABEZA, POR FAVOR

Deberes sí, pero con cabeza

V. Lastra (Ical) / Valladolid - domingo, 8 de mayo de 2016
La cantidad y el tiempo de los deberes dependerá de la edad y la etapa y para «evitar el exceso de tareas». - Foto: Víctor Ballesteros
El Consejo Escolar recomienda que los tutores coordinen las tareas de los alumnos y las planifiquen a principio de curso. En ningún caso deben considerarse «un castigo» porque «las aleja de su función»
El Consejo Escolar de Castilla y León recomienda que los tutores sean los que coordinen los deberes de los alumnos de su grupo estableciendo una fórmula común para cada nivel educativo y que su planificación se conozca a principios de curso. Así lo recoge el borrador del informe ‘Oportunidades de los deberes escolares. Pautas y orientaciones’, que la Consejería de Educación encargó a este órgano para conocer la idoneidad de las tareas en casa.
De este modo, según recoge el citado borrador en sus recomendaciones que no tiene carácter de dictamen preceptivo, ni pretende constituirse en «normativo y obligatorio», plantea varias actuaciones en materia de coordinación del centro para dar respuesta a la polémica suscitada con la idoneidad o no de los deberes escolares y después de que la Consejería de Educación encargara a este órgano el citado informe.
El borrador sostiene que los deberes deben servir para evaluar la comprensión y el trabajo desarrollado por el alumno y para detectar errores y enmendarlos y cada centro determinará la calificación o no de los deberes y su influencia en la nota de evaluación, si bien, a su juicio, deberá quedar recogido en las programaciones didácticas e informar a las familias.
La cantidad y el tiempo de los deberes dependerá de la edad y la etapa y para «evitar el exceso de tareas» es fundamental, para el Consejo Escolar, la coordinación del profesorado para disponer del conocimiento del conjunto de deberes. Por eso, el Consejo recomienda que se delegue en el tutor esta función, así como que se acumulen los deberes para «una o varias semanas» en cada asignatura con distribución temporal de manera que el alumno pueda organizarse. Además, apuesta por que se entregue al inicio de curso un dossier de deberes por cada asignatura.
Del mismo modo, considera que existe una tendencia a proponer tareas uniformes y apuesta por adecuarlas en función de las capacidad, ritmos y destrezas del alumno, bien para cada escolar o grupo. En todo caso, sostiene, deben ser tareas «revisadas y evaluadas» por el profesorado atendiendo a la programación didáctica y con comentarios adicionales individuales.
Además, remarca que, tanto el profesorado como el alumnado, «nunca deberán considerar las tareas escolares como un castigo o una penalización con consecuencias negativas» porque, argumenta, su utilización como herramienta disciplinaria «las aleja de su función y objetivo real».
También se ocupa el borrador de informe de las orientaciones hacia las familias en torno a este asunto. Así, sostiene que ante las dificultades de algunas familias para ofrecer a sus hijos garantías de «espacio, tiempo y recursos académicos» para realizar los deberes es conveniente, para el Consejo Escolar, «analizar, buscar y proponer alternativas que la administración y los centros pueden proporcionar: aulas abiertas, horas de estudio, bibliotecas, apoyos y refuerzo de profesorado».
Por ello, apuesta por hacer partícipe al centro de las dificultades que se encuentren para llevar a cabo las tareas y proporcionar sugerencias, orientaciones e indicaciones a los escolares, tutelando y colaborando pero sin suplir ni sustituir al profesorado. El informe propone que se valore especialmente este asunto en Educación Primaria, donde se debe evitar el exceso de tareas escolares repetitivas en materias de contenido más práctico, como puedan ser las matemáticas.
 
Aprender a estudiar. También, anima a que los centros organicen actuaciones dirigidas al alumnado sobre adquisición de técnicas de estudio, utilización del tiempo y concentración en el trabajo, especialmente en los últimos cursos de Educación Primaria para fomentar el trabajo autónomo del alumnado y facilitar la labor de acompañamiento familiar en el estudio.
En todo caso, sostiene, las tareas escolares deben de ser revisadas «en todo caso». No obstante, añade, la valoración cuantitativa de las mismas, si bien es factible en todas las etapas, debería realizarse especialmente en Secundaria. Por su parte, en etapas postobligatorias se propone que se potencie en mayor medida el tiempo dedicado al estudio, en detrimento del de los deberes.
Según explica el borrador, que tendrá que ser aprobado por su Comisión Permanente este martes, se trata del resultado del análisis y consenso explícito de los representantes en el órgano, con el objetivo de elevar a los agentes escolares un conjunto de sugerencias, pautas y orientaciones, que se agotan en sí mismas y que puedan arrojar luz en el entramado de posturas sobre los deberes escolares.
En sus orientaciones generales, el Consejo Escolar de Castilla y León plantea propiciar la presencia y tratamiento de los deberes escolares en la comunidad educativa, «con análisis, diálogo, valoración y definición, para superar el umbral de las opiniones y tomar las mejores decisiones en los centros».
También, considera necesario facilitar el acercamiento familia-escuela desde la práctica de los deberes escolares a través de vías abiertas de comunicación que permitan la participación y contribuyan a mejorar las relaciones entre los dos agentes educativos y apuesta por consensuar en el seno de la comunidad educativa la necesidad o ausencia de deberes escolares y los objetivos y beneficios, en su caso, mediante la reflexión sobre el tipo de tarea que se envía para casa o su grado de dificultad, analizando los posibles efectos de las familias, alumnado y profesorado, tanto a nivel académico, como emocional, disciplinario, de apoyo o de recursos.

SÍNDROME de WENDY

Se trata de una conducta que aparentemente puede no representar problema alguno, pero que tiene relación con el síndrome de Peter Pan, que el psicólogo Dan Kiley registró en 1983 y que se refiere a los individuos que no quieren crecer ni asumir las responsabilidades de la adultez.
Es habitual la existencia de un Peter Pan que tenga una Wendy para que haga todo lo que él no hace y se responsabilice de todo lo que él evita.
El psicólogo Jaime Lira explica que
“Un Peter Pan es un varón o mujer que no quiere crecer, que quiere ser niño por siempre y entonces aparece aquel hombre o mujer que se encuentra detrás, la que se encarga de hacer todo aquello que no hace el primero”
Quienes padecen el Síndrome de Wendy difícilmente controlan su propio rumbo en la vida, por lo que se enfocan en tratar de controlar la vida de otra persona. Frecuentemente el origen de este síndrome se encuentra en el pasado familiar de quien lo padece, en donde esta persona se sintió excluida y desprotegida, por lo que en la edad adulta compensa la falta de dirección y protección asumiendo el rol de los padres que no ha tenido. Quien padece este síndrome difícilmente se reconoce a sí mismo en esta situación.
Ejemplos del Síndrome de Wendy serían el padre de familia que prácticamente le hace la tarea al hijo, le despierta todas las mañanas para que no llegue tarde a la escuela, le ayuda en todos sus proyectos, busca hacerle siempre la vida fácil; también el ama de casa que asume todas las responsabilidades en el hogar para que el marido y los hijos no tengan que hacerlo; o un miembro de una pareja que asume todos los deberes y toma las decisiones. El individuo, debido a su miedo al rechazo, al abandono, a no sentirse querido, busca exageradamente agradar a los demás. Siente una gran necesidad de aceptación y aprobación que le lleva a querer ser imprescindible, por lo que evita que los demás se molesten y se esfuerza en complacer sus deseos.

TDAH y Síndrome de Peter Pan

TDAH y Síndrome de Peter Pan


TDAH PETER PAN
El psiquiatra canadiense Eric Berne en 1966 empleó el término Peter Pan, personaje conocido de la literatura infantil creado por James Matews Berrie, para referirse al niño que todo adulto lleva dentro y sólo busca la satisfacción y gratificación de sus propias necesidades.
El término Síndrome o Complejo de Peter Pan, lo describe por primera vez el psicólogo Dan Kiley, en la obra The Peter Pan Syndrome (1983), para hacer referencia a los adultos que continúan comportándose como niños y adolescentes, mostrando una marcada inmadurez emocional, infantilismo, incapacidad para asumir la responsabilidad de sus actos y un gran temor a no ser queridos y aceptados.
Por tanto y aunque el Síndrome de Peter Pan (SPP) no está recogido en la actualidad en los manuales de psiquiatría (CIE-10, DSM-IV, etc.) como un cuadro psiquiátrico específico, el Complejo de Peter Pan se emplea popularmente para definir a aquellos jóvenes y adultos jóvenes que:
  • Son incapaces de comprometerse y cumplir sus promesas.
  • No saben o se niegan a asumir y aceptar las obligaciones propias de la juventud y la edad adulta.
  • Prefieren que sean otros quienes tomen las decisiones por ellos.
  • Presentan un deseo intenso de ser cuidados y sobreprotegidos, que demuestran una fuerte dependencia emocional y afectiva (padres, familiares, pareja, hermanos mayores, etc.), que hace que necesiten a su lado a otra persona que satisfaga constantemente sus necesidades.
  • Exhiben una baja autoestima, acompañada en ocasiones de sentimientos de culpa, tristeza, depresión o ansiedad.
En palabras sencillas diríamos que es una persona que lo quiere todo pero no desea esforzarse para lograrlo, y que se refugia en los demás ante la idea de tener que enfrentarse a los problemas y los retos del día a día.
Los afectados de TDAH en ocasiones en la adolescencia y a principios de la edad adulta presentan cuadros o patrones de conducta con sintomatología similar al Síndrome de Peter Pan (SPP).
Debido a que el TDAH implica aspectos de inmadurez, social y psicológica en los niños y adolescentes que la padecen, muchos de los comportamientos que presentan en la escuela, en la familia y en el área social tienen que ver con comportamientos infantilizados. Éstos suelen ser caracterizarse por evitar asumir responsabilidades, inseguridad, necesidad de apoyo y supervisión continúa, ausencia de una autonomía funcional, dificultades a la hora de resolver problemas por sí mismos,  tendencia a culpar a los demás de todo aquello que les sucede, ataques de llanto o rabietas,  tendencia al egocentrismo, intolerancia a la frustración, rebeldía, manejo de la mentira como medio para eludir las responsabilidades de sus actos o como búsqueda para llamar la atención, o la distorsión de la realidad y los problemas que se presentan.
Dado que en la mayoría de estos casos estas personas no adquieren una consciencia plena de ello, resulta particularmente difícil que corrijan esta problemática.
Los expertos señalan como posibles causas o desencadenantes de este síndrome de infantilismo por un lado, un perfil psicológico con rasgos y tendencias a la evitación, la dependencia y la inmadurez y por otro, el estilo educativo. Algunos autores  señala que son las consecuencias  de éste último la causa  principal de este síndrome,  bien por un lado un estilo educativo hostil y autoritario con carencias afectivas y emocionales por parte de los padres hacia los hijos,  o bien por otro  un estilo educativo sobreprotector, idealizado, excesivamente dependiente del afecto de los padres y la evitación a toda costa del contacto con posibles elementos amenazantes.
Debido a la alta relación que existe entre la aparición de patrones de comportamiento infantil y el estilo educativo recibido, los adultos que rodean al niño, especialmente los padres y profesores, son los principales agentes preventivos del problema.
Un estilo educativo basado en normas y límites bien estructurados acompañados de una buena comunicación afectiva es la mejor manera de que el niño se desarrolle adquiriendo un nivel madurativo de acuerdo a su edad.
En los casos en los que la sintomatología es más problemática y los cuadros son más severos es recomendable acudir a tratamientos de intervención más específicos.
Por ello, y como ocurre con los casos que presentan problemas de conducta, la intervención debe comenzar por ayudarles a asumir su situación, darse cuenta que su actitud no es adecuada,  enseñarles a que afronten la realidad y sus propias dificultades y de este modo asuman las consecuencias de sus comportamientos y decisiones.
Es importante que las intervenciones que se realicen en estos casos se centren en los siguientes aspectos:
  1. Mejorar y desarrollar una buena autoestima.
  2. Motivarles a que tomen iniciativas para cambiar las situaciones difíciles que se les presentan, mediante el uso de  técnicas cognitivas-conductuales de modificación de conducta, resolución de problemas, estilos de afrontamiento adaptativos, estilos comunicativos asertivos, etc.
  3. Facilitarles el desarrollo de su propia independencia y autonomía del entorno, de tal manera promoverles a que diseñen nuevos retos y metas realistas y alcanzables para ir avanzando de una forma paulatina y tener así un desarrollo evolutivo y madurativo óptimo de acorde a su edad y circunstancias. 

domingo, 6 de noviembre de 2016

NIÑOS/SUICIDIO

No dejo de acordarme del niño de doce años de Eibar que se suicidó el miércoles.

Fue justo tras un puente festivo, después de un entrenamiento con su equipo de balonmano, y después de que le recibiera su abuela en casa y le dejara solo...

Doloroso,mucho.

Es muy doloroso porque este niño es descrito por muchos como tímido, sensible, y extremadamente curioso por lo que le rodeaba. Tocaba el violín....

Se sentía solo...

Incomprendido...

Y ruego a todos los padres que dicen que estas son cosas de niños y que restan importancia a la forma en que viven y analizan su mundo ,pensando que son tonterías pasajeras...por favor, no obvieis el mundo emocional del niño. Un apoyo profesional de un pedagogo puede salvar su vida. Eso en casos extremos.
Pero de ordinario, salva a los niños de muchas concepciones erróneas de la vida.

Descansa en paz txiki.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

ESCUELA DE VIDA

También debemos tener en cuenta la importancia de las emociones, como gestionarlas. La higiene postural. Y muchos otros aspectos imprescindibles para que los niños y adolescentes se vayan de nuestro Aula, sintiéndose completos, en todos los aspectos.

Orientamos y guiamos ,también en la asignatura principal: la vida.