sábado, 2 de abril de 2016

VERANO NIÑOS/AS




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Todas las claves para recuperar los suspensos en vacaciones

Sepa por qué ha suspendido su hijo, cuántas horas debe estudiar, dónde, con quién...

LUCÍA RIVAS |Un profesor particular o una academia pueden ser útiles según el perfil del alumno y las asignaturas pendientes

Las notas de final de curso siempre hacen sufrir a la familia. Luego, en los mejores casos, las buenas calificaciones son motivo de alegrías. En los peores, los suspensos, además de desatar conflictos y disgustos, ponen patas arriba todos los planes del verano. Pero ni hay que hacer un drama, ni pasarlo por alto, aconsejan los expertos. En vacaciones, hay tiempo para todo: se puede estudiar, aprender y preparar los exámenes de recuperación de septiembre, y también disfrutar y divertirse sin agobios ni presiones. «El día es muy largo y el niño tiene que convivir, compartir con sus amigos, con su familia... Es necesario para su inteligencia emocional», afirma Clara Vives, profesora de Secundaria del Colegio CEU San Pablo de Montepríncipe.
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«No hay que dramatizar los suspensos»Afrontar los reveses académicos de los hijos siempre cuesta, y más a ellos, pero «nunca hay que dejar que se conviertan en una penitencia para la familia», como recomienda Juan Antonio Perteguer, educador y profesor. Ni tampoco que sean motivos de riñas y castigos. Ya es suficiente penitenciapara el alumno estudiar durante las vacaciones escolares para recuperar en septiembre y sobreponerse al disgusto que supone el hecho de suspender. «No hay que dramatizar —insiste Jorge Casesmeiro, pedagogo y director de psicopaidos.com—. Los estudiantes deben comprender que necesitan hacer un esfuerzo extra en verano, pero no van a estar solos, ya que los padres les acompañarán en el proceso».
Perteguer aconseja que siempre antes de ponerse a la tarea se «dejen unos días de descanso escolar», nada más terminar las clases, y después se organice el trabajo del verano. Para ello todos los expertos coinciden: padres e hijos lo primero que deben hacer es analizar con el profesor el motivo del suspenso. Hay miles: desde problemas familiares, una enfermedad, o un cambio de colegio al desinterés por una asignatura, la ausencia de hábitos y técnicas de estudio o de voluntad o de motivación... Y siempre se escucharán excusas del tipo «el profe me tiene manía».
Dos o tres horas al día


Una vez identificado cuál es el origen de las malas notas, entre todos se traza una hoja de ruta para estudiar. «Hay que ser flexibles, pero el niño tiene que saber que debe cumplir un horario de estudio diario, por ejemplo repasar por la mañana y jugar por la tarde», asegura Óscar González, profesor de Primaria y director de Escuela de Padres con Talento. En esto, cada familia tiene su librillo. Por ejemplo, la profesora Clara Vives prefiere que, ya en Secundaria, padres e hijos «marquen unos contenidos de estudio por semana y comprueben si se van cumpliendo al final de cada semana».
Perteguer estima que «un esfuerzo de dos o tres horas diarias es suficiente para aprobar en septiembre, siempre que se establezca un horario acordado con el alumno». Precisamente, pactar con el estudiante la hoja de ruta es uno de los requerimientos que ninguna familia se puede saltar. «El plan de trabajo se diseña con el estudiante», recomienda Casesmeiro. «Será razonable y realista, negociado. Incluso conviene redactarlo y firmarlo. Debe dejar tiempo para todo: estudio, diversión en familia, con amigos, aficiones...», explica. El pedagogo aconseja también establecer y acordar qué ocurrirá si el plan no se lleva a cabo. «Si se incumple se retiran privilegios. Si se cumple se respetan».
Mensajes de ánimo
Las cosas resultan más fáciles si todo ese esfuerzo va acompañado de mensajes positivos, «de ánimo», dice Clara Vives. «Los padres tienen que valorar los pequeños progresos de su hijo y no el resultado final. El niño debe sentir que valoran su esfuerzo, ayudándole y destacando lo que hace bien y no repitiendo lo que hace mal», explica Óscar González.
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Primero de ESO suele ser el año que se hace más cuesta arribaSuspensos se producen en todos los cursos, también en los de Primaria. Cerca de un 16% de alumnos ha repetido alguna vez en ese ciclo. Pero es en Secundaria donde el fracaso en los estudios se hace más evidente: el 38% de los alumnos de 15 años han repetido algún curso. Primero de la ESO suele ser el año que se hace más cuesta arriba para los chicos. «El paso de Primaria a Secundaria es un reto para el alumno porque tiene que adaptarse a una exigencia mayor y se le pide también mayor rendimiento. Las materias tienen gran carga de contenido», afirma la profesora Clara Vives. Muchas veces se cambia de centro, de compañeros de clase, de tutores... Por si fuera poco, a eso hay que añadir los vaivenes de la adolescencia. Por todo ello, es muy frecuente que alguna o algunas asignaturas queden colgando para septiembre.
La familia también tiene que valorar la necesidad de una academia, un profesor particular o clases de refuerzo en el colegio. «Muchos padres que trabajan prefieren academias cuando el alumno ha suspendido varias asignaturas. O cuando ellos no les pueden ayudar en determinadas materias. Pero para alumnos que solo tienen que estudiar asignaturas como Historia pueden prepararse en casa», dice Clara Vives.
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También los aprobados
El estudio no es solo para los que han suspendido, también los que aprueban y obtienen buenas calificaciones deben continuar trabajando, pero sin ninguna presión. Muchos colegios ofrecen propuestas de repaso, que «no deben tomarse como una obligación. Pero el niño no puede estar dos meses sin hacer nada, ya que el hábito de estudio y trabajo diario lo pierde, así como olvidan algunos conceptos trabajados durante el curso», dice Óscar González. La lectura «de lo que quieran» es lo más recomendable, dice Clara Vives.
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Los expertos recuerdan un apunte final: si bien el suspenso no se castiga, el aprobado o las buenas notas sí se premian, pero con mesura: se recompensa y valora el esfuerzo, se elogia el trabajo realizado, que a la vez es un deber, pero los buenos resultados no se compran.

SUSPENSOS

¿Cómo debes reaccionar ante los suspensos?

Casi todos los niños suspenden un examen alguna vez. Cualquiera puede tener un patinazo y no hay que preocuparse por ello. Si tu hijo, a pesar de haber estudiado mucho, sigue obteniendo suspensos en una o más de una asignatura, deberás averiguar los motivos.
Es comprensible que te enfades por los suspensos de tu hijo pero recuerda que alterarte no conduce a nada. Si el niño teme que le riñas cada vez que trae malas notas en matemáticas, se sentirá aún más presionado. Él ya sabe que te disgusta saber que ha suspendido un examen.
Es importante que le consueles y le apoyes, en lugar de reñirle o castigarle. Debes intentar mostrarte comprensiva con él y hablar sobre qué es lo que podéis hacer la próxima vez para evitar los suspensos. Pregúntale directamente: “¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué crees que deberíamos hacer?”. Descubrir el porqué de los suspensos puede aportarte una información muy valiosa. En raras ocasiones las malas notas se deben simplemente a la pereza.

Las causas de los suspensos

Los motivos por los que un niño suspende son diferentes en cada caso. Por eso debes, ante todo, hablar detenidamente con tu hijo y su profesor para averiguar por qué no puede tener un mejor rendimiento. Los suspensos pueden ser, por ejemplo, consecuencia de los siguientes factores:

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  • Una exigencia excesiva
  • Falta de motivación y aburrimiento
  • Problemas con el profesor
  • Desavenencias con los compañeros de clase, como por ejemplo, en los casos de bullying
  • Miedo a los exámenes
  • Dificultades o trastornos de aprendizaje como el TDAH, la dislexia o la discalculia
  • Falta de concentración
  • Pérdida de memoria
  • Insomnio
  • Estrategias de aprendizaje poco adecuadas
  • Demasiado estrés infantil
  • Fobia escolar
  • Problemas de base en las asignatura por cambiarse de colegio o faltar a clase.
  • Problemas familiares
  • Problemas psíquicos

Medidas contra los suspensos

Si quieres apoyar a tu hijo activamente para que mejore sus notas, debes ayudarle a eliminar la causa de su bajo rendimiento. Por lo general, con las siguientes medidas puedes proporcionarle un estado de ánimo positivo para que pueda llegar a cogerle el gusto a estudiar:
  • No hagas que los resultados académicos de tu hijo influyan en tus manifestaciones de afecto.
  • Muéstrale que le quieres independientemente de las notas que saque.
  • Establece objetivos realistas a corto plazo para que el niño corrija paso a paso sus suspensos. En vez de decirle: “En tus próximas notas quiero ver al menos un sobresaliente”, debes intentar motivarle de otra manera: “En el examen de dentro de dos meses debes conseguir un 5 como mínimo.”
  • Intenta estimular a tu hijo para que estudie alabando sus pequeños progresos, apoyándole y mostrándole interés por su día a día en la escuela.
  • Refuerza la autoestima del niño mediante actividades en las que sea bueno, como por ejemplo, jugando a fútbol, reparando bicicletas, tocando la guitarra o haciendo pasteles. Intenta siempre potenciar su talento.
  • No le premies por las buenas notas, ya que se sentirá igual de presionado que cuando le amenazas con castigarle por sus suspensos. Es mejor que le recompenses por el esfuerzo en lugar de por los resultados. Por ejemplo, podéis ir juntos a tomar un helado cuando haya cumplido con uno de los objetivos de su plan de estudio.
  • Procura que el niño pase las mismas horas estudiando que practicando deporte. El ejercicio, especialmente al aire libre, potencia la concentración.
  • Tu hijo debe dormir lo suficiente durante el curso escolar y seguir una alimentación equilibrada. Con sueño y hambre no puede ser receptivo, ya que su cerebro no puede trabajar bien.
  • A veces las clases particulares pueden ser una solución para remediar los suspensos. De este modo, tu hijo tiene la oportunidad de repasar los temas en los que tiene dificultades y aprender de forma más intensiva.

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Emociones y otras asignaturas

En nuestra Aula trabajo con cada chaval todo lo que forma parte de su desarrollo.

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Educación EMOCIONAL/ Si no se aprende, traerá consecuencias

EDUCAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

¿Qué es la Inteligencia Emocional? , ¿para que sirve tener inteligencia emocional?,¿se puede educar la inteligencia emocional?,¿qué debemos saber los padres y las madres sobre la inteligencia emocional?, ¿somos emocionalmente inteligentes los padres y madres?, ¿qué podemos hacer los padres y madres para favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional de  nuestros hijos e hijas?,... éstas y otras  muchas preguntas se verán respondidas en los MATERIALES  que se presentan a continuación:
                     


¿Qué es la Inteligencia Emocional?
Es un capacidad que nos permite conocer y manejar nuestros propios sentimientos, interpretar o enfrentar los sentimientos de los demás, sentirse satisfechos y ser eficaces en la vida a la vez que crear hábitos mentales que favorezcan nuestra propia productividad. 

    La Inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc.  Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Componentes de la inteligencia emocional ( según Daniel Goleman)

1)    Conocer las propias emociones. La conciencia de uno mismo (el reconocer un sentimiento mientras ocurre) es la clave de la inteligencia emocional. Una mayor certidumbre con respecto a nuestras emociones es una buena guía para las elecciones vitales, desde casarse hasta optar entre un trabajo u otro.

2) Manejar las emociones. Se basa en la capacidad anterior. Las personas que saben serenarse y librarse de la ansiedad, irritación o melancolías excesivas se recuperan con mayor rapidez de los reveses de la vida.

3)    Automotivación. Las personas que saben controlar la impulsividad y esperar para obtener su recompensa cumplen con sus objetivos y están conformes con sus logros.

4) Empatía. La capacidad para reconocer las emociones de los demás, saber qué quieren y qué necesitan es la habilidad fundamental para establecer relaciones sociales y vínculos personales.

5) Manejar las relaciones. Esto significa saber actuar de acuerdo con las emociones de los demás: determinan la capacidad de liderazgo y popularidad.

Importancia de la Pedagogía

El m o delo ed ucativo de la sociedad del siglo XXI no debe centrarse en el
debate histórico sobre si escuela debe instruir o ed ucar. La sociedad actual exige
q ue la escuela sea algo m ás q ue mera trans misión de conocimientos, y así lo ha
hecho siem pre des de la antigua paideia griega. Se trata de la for mación de
perso nas, do n de instrucción y ed ucación se co m ple mentan. Por tanto, en este
contexto educativo do n de se m a nifiesta la necesidad de u na ed ucación e mocional,
en valores y en habilidades sociales, juega u n pa pel esencial la pedagogía
coed ucativa, q ue necesita des mo n tar los mitos del deter minis mo biológico y el
an drocentris mo para s u perar actitu des y p rocedimientos sexistas y
discriminatorios en el centro ed ucativo, co mo el lenguaje an drocéntrico.