domingo, 3 de abril de 2016

Agresividad

Los menores que muestran cierto grado de agresividad, se sienten mal, pero ni ellos saben porqué.

Muchos que he visto en mi despacho, han huido de consultas psicológicas, donde se sentían incómodos ante un terapeuta que les observa e interroga.

Mi método consiste en ayudarles, sin preguntarles.

Es un fluir. Un trabajar, estudiando su modo de manejarse y de resolver problemas a diario...
En este discurrir, va confiando en mí. Me deja ver sus miedos, inseguridadades, dudas...

Y desde ese momento, puedo ir ayudándole. Poco a poco...

Clases + Pedagogía: VERANO PARA LOS NIÑOS

Clases + Pedagogía: VERANO PARA LOS NIÑOS

sábado, 2 de abril de 2016

VERANO PARA LOS NIÑOS

Las vacaciones no son para aprender, sino para no olvidar. Esta es la frase que digo a los padres de mi tutoría el día de la entrega de notas de final de curso, cuando sus hijos empiezan las vacaciones de verano. Se trata de una cita que gusta mucho a los padres porque creo que incluye un objetivo muy claro de cómo deberían enfocar el estudio de sus hijos durante el verano. Soy consciente de que las recomendaciones de este artículo no servirán o no gustarán a todos, pero son consejos basados en mi experiencia docente y en multitud de entrevistas con las familias.
Estudiar
Imagen extraída de Shutterstock

10 Consejos sobre cómo estudiar durante el período de vacaciones.

1. Planificación horaria. Para mí es la clave para que tus hijos puedan aprovechar las tareas durante el verano. Sin una planificación horaria es muy difícil que se aproveche el tiempo de estudio. Padres e hijos deben pactar conjuntamente cuál será el horario de trabajo durante las vacaciones. Repito. Debe ser un pacto entre padres e hijos, donde cada uno de estos debe asumir su responsabilidad. En este caso recomendaría que se imprimiera el calendario pactado y estuviera expuesto en un lugar visible.
2. Tiempo de estudio. En este caso siempre recomiendo a las familias que las actividades que realizan sus hijos durante el verano sean durante las primeras horas de la mañana, después del desayuno. Es el momento del día en el que están mas frescos, más descansados y el calor es menos intenso. El hecho de realizar las tareas de verano durante las primeras horas de la mañana también sirve para que tus hijos, una vez acabadas las tareas, tengan la sensación de que les queda todo el día por delante. Es importante hacerles ver que la recompensa del estudio al principio de la mañana se transforma en libertad durante el resto del día.
3. Días de estudio. El verano sirve para recordar pero, por supuesto, también sirve para descansar y desconectar del curso escolar. De ahí que te recomiende que los días de estudio se concentren de lunes a jueves e insistiendo siempre en que el horario sea de mañana. Con esta decisión se juega también con el hecho de que tus hijos tendrán nuevamente la sensación de que tienen un fin de semana muy largo por delante. Estos tres días de descanso favorecerán que cuando se vuelvan a reincorporar el lunes a sus tareas, las afronten de otra manera, ya que habrán sido capaces de desconectar.
4. Horas de estudio. Se hace difícil decir cuántas horas de estudio deben realizar tus hijos durante el verano. Sin duda hay que estudiar cada caso y también dependerá de si simplemente hay que repasar algunos contenidos o deben prepararse para algún examen de recuperación. Pero independientemente del perfil que se tenga, lo que recomiendo a las familias es que no conviertan el estudio durante el verano en un castigo, sino en una oportunidad. Hay que hacerles ver tus a hijos que el verano es una magnífica ocasión para afianzar aquellos contenidos que no se han asimilado totalmente durante el curso ordinario. En todo caso, en niños y adolescentes mi consejo es que no se superen los 90 minutos de estudio, y con un breve descanso de unos diez minutos, por ejemplo. Siempre he sido partidario de apostar por la calidad en lugar de la cantidad.
5. Lugar de estudio. En función de si tu hijo debe recuperar o no alguna asignatura durante el verano, suelo recomendar que las tareas de verano se realicen en dos espacios distintos, siempre que sea posible:
  • Espacio común (p.e. comedor, cocina). En este espacio recomiendo que se lleven a cabo tareas o actividades más mecánicas o procedimentales como cuadernos de verano, cuadernos de recuperación, lectura de libros, etc. Al ser un espacio común, tus hijos pueden contar con tu ayuda en el caso de que tengan alguna duda. También, es importante evitar la rigidez que implica el estudio durante el curso escolar.
  • Espacio privado (p.e. dormitorio). Este espacio sólo lo recomendaría en el caso de que tus hijos deban preparar algún examen de recuperación. En este sentido es fundamental que estén libres de distracciones y puedan concentrarse en el estudio, la comprensión, la memorización, la revisión de contenidos etc.
6. Clases de repaso. No entraré a valorar la conveniencia o no de las clases de repaso durante el verano. Se trata de una opción personal de cada familia. Pero sí creo que hay algo que debes tener muy en cuenta a la hora de contar con un profesor de repaso para tus hijos. Para sacar el máximo rendimiento a una clase con un profesor de apoyo, es fundamental que en esas clases tus hijos no elaboren los cuadernos de verano o los cuadernos de recuperación. Estas actividades deben hacerse en casa y de forma individual con el material de que disponen tus hijos. Las clases de repaso deben servir para aclarar las dudas que tus hijos no han sabido solucionar por sí mismos de forma individual. En ese momento sí que es tremendamente útil un profesor de apoyo. He dado clases de repaso durante más de 18 años y creo que es la mejor manera de que se aproveche la inversión que un profesor de repaso supone para ti.
7. Recuperación de asignaturas pendientes. En el caso de que tu hijo tenga que recuperar alguna asignatura durante el verano es importante que divida el verano en dos partes muy diferenciadas:
  • Primera parte del verano (p.e. julio). Durante esta primera parte del verano recomiendo a las familias que se realicen los cuadernos de recuperación de las asignaturas. Y se lo recomiendo porque se trata de un tipo de actividad mucho más mecánica y más fácil de llevar a cabo que el estudio para un examen de recuperación. Durante esta primera parte el alumno va cogiendo un ritmo de trabajo constante y una rutina. También es un momento perfecto para ir realizando esquemas, resúmenes, glosarios de conceptos, etc.
  • Segunda parte del verano (p.e. agosto). La segunda parte del verano debe estar destinada a la preparación del examen. Tus hijos ya llevarán unas semanas con una rutina de trabajo y no les será tan difícil afrontar la preparación de dicho examen de recuperación. En el caso de que deban leer alguna lectura obligatoria, también recomiendo que se deje para las últimas semanas, ya que así tus hijos tendrán más reciente el contenido de dicho libro.

A modo de conclusión. Estudiar para no olvidar.

Hay que convertir el verano en una oportunidad. Hay que convertir el verano en un momento para que tus hijos consoliden los contenidos del curso escolar. ¿Por qué? Pues para que puedan afrontar con las mayores garantías el próximo curso académico. De lo que se trata es de que, aunque realicen tareas durante todo el verano, tengan la sensación al finalizar el verano de que han tenido tiempo para ellos, que han podido descansar, que han podido disfrutar plenamente de un verano que no volverá

Veraneando /desaprendiendo

Las vacaciones plantean el dilema si apelar a los clásicos cuadernos de actividades o dejar descansar a los pequeños para quitarse de la cabeza las obligaciones escolares
Algunos informes destacan que en estos dos meses de estío se puede perder el equivalente un mes entero de conocimientos
Pedagogos y expertos recomiendan dedicar al menos media hora al día a actividades más o menos académicas

VERANO NIÑOS/AS




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Todas las claves para recuperar los suspensos en vacaciones

Sepa por qué ha suspendido su hijo, cuántas horas debe estudiar, dónde, con quién...

LUCÍA RIVAS |Un profesor particular o una academia pueden ser útiles según el perfil del alumno y las asignaturas pendientes

Las notas de final de curso siempre hacen sufrir a la familia. Luego, en los mejores casos, las buenas calificaciones son motivo de alegrías. En los peores, los suspensos, además de desatar conflictos y disgustos, ponen patas arriba todos los planes del verano. Pero ni hay que hacer un drama, ni pasarlo por alto, aconsejan los expertos. En vacaciones, hay tiempo para todo: se puede estudiar, aprender y preparar los exámenes de recuperación de septiembre, y también disfrutar y divertirse sin agobios ni presiones. «El día es muy largo y el niño tiene que convivir, compartir con sus amigos, con su familia... Es necesario para su inteligencia emocional», afirma Clara Vives, profesora de Secundaria del Colegio CEU San Pablo de Montepríncipe.
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«No hay que dramatizar los suspensos»Afrontar los reveses académicos de los hijos siempre cuesta, y más a ellos, pero «nunca hay que dejar que se conviertan en una penitencia para la familia», como recomienda Juan Antonio Perteguer, educador y profesor. Ni tampoco que sean motivos de riñas y castigos. Ya es suficiente penitenciapara el alumno estudiar durante las vacaciones escolares para recuperar en septiembre y sobreponerse al disgusto que supone el hecho de suspender. «No hay que dramatizar —insiste Jorge Casesmeiro, pedagogo y director de psicopaidos.com—. Los estudiantes deben comprender que necesitan hacer un esfuerzo extra en verano, pero no van a estar solos, ya que los padres les acompañarán en el proceso».
Perteguer aconseja que siempre antes de ponerse a la tarea se «dejen unos días de descanso escolar», nada más terminar las clases, y después se organice el trabajo del verano. Para ello todos los expertos coinciden: padres e hijos lo primero que deben hacer es analizar con el profesor el motivo del suspenso. Hay miles: desde problemas familiares, una enfermedad, o un cambio de colegio al desinterés por una asignatura, la ausencia de hábitos y técnicas de estudio o de voluntad o de motivación... Y siempre se escucharán excusas del tipo «el profe me tiene manía».
Dos o tres horas al día


Una vez identificado cuál es el origen de las malas notas, entre todos se traza una hoja de ruta para estudiar. «Hay que ser flexibles, pero el niño tiene que saber que debe cumplir un horario de estudio diario, por ejemplo repasar por la mañana y jugar por la tarde», asegura Óscar González, profesor de Primaria y director de Escuela de Padres con Talento. En esto, cada familia tiene su librillo. Por ejemplo, la profesora Clara Vives prefiere que, ya en Secundaria, padres e hijos «marquen unos contenidos de estudio por semana y comprueben si se van cumpliendo al final de cada semana».
Perteguer estima que «un esfuerzo de dos o tres horas diarias es suficiente para aprobar en septiembre, siempre que se establezca un horario acordado con el alumno». Precisamente, pactar con el estudiante la hoja de ruta es uno de los requerimientos que ninguna familia se puede saltar. «El plan de trabajo se diseña con el estudiante», recomienda Casesmeiro. «Será razonable y realista, negociado. Incluso conviene redactarlo y firmarlo. Debe dejar tiempo para todo: estudio, diversión en familia, con amigos, aficiones...», explica. El pedagogo aconseja también establecer y acordar qué ocurrirá si el plan no se lleva a cabo. «Si se incumple se retiran privilegios. Si se cumple se respetan».
Mensajes de ánimo
Las cosas resultan más fáciles si todo ese esfuerzo va acompañado de mensajes positivos, «de ánimo», dice Clara Vives. «Los padres tienen que valorar los pequeños progresos de su hijo y no el resultado final. El niño debe sentir que valoran su esfuerzo, ayudándole y destacando lo que hace bien y no repitiendo lo que hace mal», explica Óscar González.
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Primero de ESO suele ser el año que se hace más cuesta arribaSuspensos se producen en todos los cursos, también en los de Primaria. Cerca de un 16% de alumnos ha repetido alguna vez en ese ciclo. Pero es en Secundaria donde el fracaso en los estudios se hace más evidente: el 38% de los alumnos de 15 años han repetido algún curso. Primero de la ESO suele ser el año que se hace más cuesta arriba para los chicos. «El paso de Primaria a Secundaria es un reto para el alumno porque tiene que adaptarse a una exigencia mayor y se le pide también mayor rendimiento. Las materias tienen gran carga de contenido», afirma la profesora Clara Vives. Muchas veces se cambia de centro, de compañeros de clase, de tutores... Por si fuera poco, a eso hay que añadir los vaivenes de la adolescencia. Por todo ello, es muy frecuente que alguna o algunas asignaturas queden colgando para septiembre.
La familia también tiene que valorar la necesidad de una academia, un profesor particular o clases de refuerzo en el colegio. «Muchos padres que trabajan prefieren academias cuando el alumno ha suspendido varias asignaturas. O cuando ellos no les pueden ayudar en determinadas materias. Pero para alumnos que solo tienen que estudiar asignaturas como Historia pueden prepararse en casa», dice Clara Vives.
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También los aprobados
El estudio no es solo para los que han suspendido, también los que aprueban y obtienen buenas calificaciones deben continuar trabajando, pero sin ninguna presión. Muchos colegios ofrecen propuestas de repaso, que «no deben tomarse como una obligación. Pero el niño no puede estar dos meses sin hacer nada, ya que el hábito de estudio y trabajo diario lo pierde, así como olvidan algunos conceptos trabajados durante el curso», dice Óscar González. La lectura «de lo que quieran» es lo más recomendable, dice Clara Vives.
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Los expertos recuerdan un apunte final: si bien el suspenso no se castiga, el aprobado o las buenas notas sí se premian, pero con mesura: se recompensa y valora el esfuerzo, se elogia el trabajo realizado, que a la vez es un deber, pero los buenos resultados no se compran.